Páginas

sábado, 31 de octubre de 2015

¿A qué saben las palabras?

Hace mucho tiempo, me hablaron de la sinestesia. Me hablaron de cómo suenan, al caer, las ilusiones. Las ilusiones de la narradora se hacían añicos cual vaso de cristal que cae al suelo. Sin embargo, las mías no suenan, tan solo se van oxidando, poco a poco, hasta dejar de existir. Supongo que las ilusiones de cada uno se rompen a su manera... ¿no?

Y es eso lo que hizo que me preguntara: ¿y a qué saben las palabras? Al principio, la pregunta parece absurda. ¿Acaso las palabras tienen sabor? ¿Acaso se pueden degustar?
Pues créeme, lector, que es posible. Porque, a cada libro que abro, a cada página que paso, a cada palabra que leo... siento su sabor. Adictivo. Delicioso. Único.

Las palabras me saben a vida.